Sentirse como un vibrador: objeto de deseo.

martes, 14 de febrero de 2012
¿Sabéis? Hay ocasiones en las que lo que se presentaba como una agradable y divertida conversación entre amigos se va por los cerros de Úbeda y termina por ponerte en una situación especialmente incómoda, donde sólo deseas que te trague la tierra. Eso en los peores casos... O al menos en apariencia porque se dan otros en los que acabas descubriendo que lo que piensa una persona a la que apenas prestas atención, dista bastante de lo que tú creías. Y eso sí es para echarse a temblar. Me explicaré.

Os presento a SD (Sujeto Desesperado) con quien tuve la ocasión de reunirme no hace mucho, junto con otros colegas para un inocente intercambio de ideas... Que acabó por derivar en el sexo (Qué cosa tan extraña, ¿verdad?) y el día de hoy: San Valentín. Este SD es un personaje que llevaba ya cierto tiempo tirándome los trastos con indirectas bastante sutiles y de una forma no demasiado exagerada, pero al que yo no prestaba demasiada atención (¿Qué por qué? Sólo tenéis que averiguar/recordar quien es mi profesor de teatro). Y lo cierto es que en las últimas semanas parecía haberse relajado y mi filosofía de tomarme con humor todo lo que estuviese sujeto a una posible doble interpretación, funcionaba. O eso pensaba.

Amigo1: ¿Y tú, Pájaro? ¿Cuántas parejas has tenido?

UnServidor: ¿Yo? Bueno, no demasiadas, la verdad... No tengo demasiada experiencia de la vida en pareja. Sin embargo, de rollitos esporádicos, sí (risas) [Eso era cierto... La etapa hormonal hace estragos en una adolescencia poco controlada.]

SD: Es que tú te haces desear. [Y se silencian las risas al ver el semblante serio con el que me lo asegura, mirándome fijamente. Tengo que reconocer que temí perder el control sobre mis piernas y salir de allí corriendo. Los que yo consideraba amigos ahora me miraban con curiosidad, atentos a mi respuesta. ¡Vaya! Pude ver que no fui el único que se daba cuenta de las indirectas.]

US: ¿Disculpa? Es que se me ha atascado algo de cera en el oído y creo que no he escuchado bien... [Y, así, niños, es cómo este pájaro hace una maniobra para ganar tiempo.]

SD: Pues eso, que te haces desear... Por tu personalidad, como te vistes... Eres misterioso. Y eso te hace deseable. [Risas generales y yo, de haberme tirado al suelo en un huerto, me habría camuflado entre los tomates.]

US: Eh, sí... Bueno, no sé... *introduzca risa nerviosa aquí y una mente en blanco que no sabe qué decir* Pero yo no quiero cobardes que me hagan sufrir. [OLÉ, OLÉ, Pajaro... ¿De verdad te parecía una buena respuesta recurrir a Shakira? Mi dignidad se hundía por momentos.]

A1: (risas) ¡Qué bueno! ¡Como Shakira, eh! "Yo no quiero cobardes que me hagan sufrir" [... Puñeta.]

Y empezó un Edición Especial Karaokes: Shakira, pasando por todos sus grandes éxitos el resto de la reunión. Por no hablar del vacile y bromas que me cayeron posteriormente... Y me siguen cayendo.

Ay, Señor, llévame pronto. 

De concierto en concierto se vive mejor

domingo, 5 de febrero de 2012
¿Sabéis? Como buen pájaro que soy, me encantan cantar. Y la música, claro... Siempre me han gustado ambas cosas. Pero no siempre me ha gustado el mismo tipo de música. Recuerdo que cuando no era más que un poyuelo, casi recién salido del cascarón, escuchaba música bastante comercial, muy pop y en español. ¡Y todavía la escucho hoy en día de vez en cuando! Aunque bueno, en el bosque en el que vivo actualmente hay más para elegir que en aquel momento de los 90... (Gracias a dios.)

Después del pop español entré en la etapa más difícil de la adolescencia pajaril, en la que todo es pensar que no vales nada porque no sabes volar tan alto como los demás o que el pájaro que incubó tu huevo no te entiende, así que empecé a escuchar algo un poco más oscuro, un rollito muy gótico y esta vez ya sí en inglés, aunque no entendía na' de na' (tengo que decir que mi atuendo también cambió a partir de aquel momento: empecé a ponerme las plumas negras (que yo en realidad las tengo azules) y demás; estilo que mantengo hoy, algo menos escandaloso eso sí, sólo porque es la mar de cómodo, ¡combina con todo!). 

Y a partir de ahí empecé a subir en escala de dureza: hardcore, post-hardcore, metal y death metal melódico, que es el estilo que más escucho hoy en día, que no quita que siga disfrutando, tanto como lo hago con él, con alguna de las canciones de las épocas anteriores. ¡¡Cuando uno ama la música, ama la calidad, dama y caballeros!! Eso de convertirse en groupi (¿Grupi, groupy? ¡¿Grupy?! ¿Cómo demonios se escribe eso?) de un estilo y considerar que lo demás es basura no es muy sano.

Y nada, aquí tenéis una pequeña entrada que os permite saber un poco más acerca de este pájaro que os escribe desde las alturas de las ramas de su casa-pino. Y ahora ya sabéis, si veis por ahí a algún pájaro de plumas negras postizas, con los cascos puestos y que no consigue volar tan alto como los demás, soy yo ;) .