He vuelto, y esta vez, nada podrá detenerme

jueves, 9 de agosto de 2012
¿Sabéis? Creo que sí, creo que sabéis que me he pegado unas pedazo vacaciones de muerte. Las semanas de mayo y agosto han sido la mayor de las pruebas de fuego a las que me he sometido nunca, y una vez superadas, necesitaba respirar, despreocuparme... y alejarme un poquito de internet, de las comunicaciones online y todo eso... ¡Pero ahora he regresado! Sí, justo cuando mucho bloggeros deciden marcharse, pero oye, así les tomo el relevo y no os aburrís ;).

Lo cierto es que no hay nada demasiado especial que destacar sobre lo que ha sucedido durante estos meses. Como te puedes imaginar, me dedico he dedicado a tomar el sol, dormir y darme la vuelta cuando empezaba a quemarme. 
Sin embargo, sí que se presenta un septiembre muy, muy favorable para que empiecen a suceder cosas, a una velocidad de vértigo, en mi vida. ¡¡Me independizo!! Así es, al menos de una forma provisional... Que nunca se sabe que puede pasar, tal y como van las cosas.

¡Pero ya está decidido! He elegido un bonito piso cerca del centro, espacioso, semi/luminoso, con una pared de cada color, la nevera en el patio y con todo lo que uno puede necesitar cerca: supermercados, farmacia, 24 horas, vendedores de substancias un tanto ilícitas... Bueno, eso último no, pero tampoco os voy a engañar, por ese precio, algo malo tenía que tener: en mi barrio es más fácil conseguir 100 gramos de cocaína que medio kilo de merluza. De todas formas, si evitas salir solo a ciertas horas nocturnas, nunca llega a pasarte nada. ¡Para que luego digáis que no soy un hombre valiente!

...Vale, es cierto, tampoco vivo solo, pero las compañeras de piso que tengo son dos soles, grandes y calientes... Espera, no, ni tienen un tamaño desmesurado ni son especialmente tórridas... ¡Pero sí que son increíblemente amables y muy, muy especiales! Una de ellas es una gran amante de la literatura con la que espero compartir copas y copas de vino de brick en el sofá, así en rollo pedante haciéndonos los intelectuales; y la otra es cantante en un grupo de metal super-cañero, pero increíblemente femenina. 
Y luego ya estoy yo, un pequeño pimpollo con un sueño en cada pluma. 
A mí sí que me parece bastante interesante, ¿no? 
Pero no os preocupéis, seguiré transmitiendo para ver hasta qué punto mis expectativas pueden hacerse realidad.

Por otra parte, sí, sigo soltero y entero. Pero mira, he estado reflexionando, y me he dado cuenta de que Confucio, Platón o quien narices fuese que dijo lo siguiente, tenía más razón que un santo: "mejor solo que mal acompañado".

¿Por qué callas tanto ahora?

lunes, 9 de abril de 2012
Será por vanidad, por orgullo.
Quien se oculta siempre tiene más prestigio que quien se muestra abiertamente. Será por esas bobadas orientales que se llevaron hace tiempo, aquella cosa china o taoísta de que quien sabe calla, o de que la palabra que se dice es de plata, y la que no se dice es de oro.
Toda aquella basura que le gustaba a mi ex, en sus períodos orientales, que también los tuvo.

Yo me hago el propósito de callar para hacerme misterioso pero no lo consigo nunca. Siempre acabo diciendo lo que pienso justo en el momento en que se me ocurre, así que estoy en desventaja, no tengo remedio.
Tú, en cambio, como no dices nada, parece que llevas dentro de ti todo el misterio del mundo.

Tres son multitud: ligoteando con el más allá.

martes, 3 de abril de 2012
¿Sabéis? La gente tiene formas muy distintas de vivir la vida. Ya no me refiero a cómo afrontar los problemas o qué hacer si las cosas no van como tú habrías deseado. Hablo de vivir y entender unos sucesos (en los que tú estabas implicado) de una forma substancialmente distinta a la realidad. Me explicaré.

Días previos a mi viaje a Alemania (de ahí mi desaparición estos días), tuve el placer de tomarme un café con diversas compañeras para un intercambio de información acerca de vidas ajenas. Cotillear, vamos.Y entre risas y comentarios morbosos, sale a la luz un "personaje" de mi vida pasada: Zumbidos.
Veréis, tengo que decir que yo estaba en una etapa de pura efervescencia cuando conocí a este individuo. No, no intento justificarme ni nada de eso, no... Bueno, en realidad sí.
Pero al tema, que me lío: Zumbidos me fue presentado por una allegada mía en una noche de sábado habitual, con un par de copas de por medio. La verdad es que no me llamó demasiado la atención. Parecía demasiado tímido y poco extrovertido, lo que le sacaba todo posible encanto de machomen. Seguimos festejando alegremente el resto de la noche y al día siguiente me encuentro con una petición de amistad suya en el feirsbuk, con ese típico y neutro mensaje de: "Olaaaaa =)". "Qué trujada", pensarás, pero le agregué y fingimos tener una conversación donde yo hablaba y él aporreaba el teclado devorando vocales a una velocidad que no habría podido imaginar jamás.

Entre chorradas y faltas de ortografía, terminó por confesar que estaba pillado por mi amiga Haru. ¡BOMBAZO! Porque Haru estaba emparejada en ese momento y ya había compartido conmigo, además de su copa de vodka, que ese chico le resultaba un poco raro... en el peor de los sentidos. ¡De aquí podría salir algo grande! Y me tiré el resto de la semana deseando que llegase ya el sábado-noche para reencontrarnos y ver qué sucedía. ... Pero no sucedía nada. Todo el mundo hablaba y se divertía con normalidad, salvo yo que, intentando desasirme de la aburrida conversación que tenía con Zumbidos, me levanté para ir al baño. Tras hacer lo que nadie podía hacer por mí, me encuentro con este personaje en la puerta del baño con una cara entre estreñimiento y CHONImiento ocasional. Luego descubriría que era lo que él entendía por una "cara sexy". ¡Que baje Dios y lo vea! Pero que no vea como el chavalito empezó a meterme mano y yo me dejé, que nos pega una colleja a cada uno con la biblia por desviados y sodomitas.

Y así fue como al día siguiente me levanto con un fuerte dolor de cabeza, y empezando a recordar todo lo que sucedió en el baño, comencé la mañana con una agradable sonrisa para acabar en la mejor réplica de carne y hueso que jamás se haya visto de El grito. Agarré el teléfono y llamé a toda velocidad a Haru para contarle lo sucedido. Tras reírse en mi cara, telefónicamente hablando, me dice que me he liado con un zumbao'. Un zumbao', que además de haberla estado acosando toda la noche (y al que ella acabó rechazando de muy malas formas), tras lo sucedido en el baño, le confesó que veía espíritus y tenía contacto con ellos para ayudarles a cruzar *inserte voz mística aquí* al otro lado. Según me aseguró, Zumbidos se le acercó y le dijo en susurros: Haru, tengo un visitante... Y ella, que siempre ha sido de pensamientos exhaustivamente profundos, creyó que se refería a una erección y dirigió su mirada a un punto equivocado de la anatomía de este tan fabuloso "médium", justo antes de que él empezará a explicar a qué se refería exactamente. Por supuesto, no volvimos a verle.

Y ahora, más de dos años después, descubro que además de estar saliendo con una estudiante de matemáticas, estuvo comentando entre sus círculos y a una de las compañeras que he citado anteriormente, que Haru le había insistido para que hiciésemos un TRÍO pero que él se había negado, a pesar de que yo presuntamente le había dicho que me apetecía mucho,  porque no quería interponerse en nuestra amistad y acabar con ella.

¡¿HOLA?!

Al menos Haru se lo toma con humor. Tras contárselo me mandó el siguiente SMS: "Oye, Pájaro, ¿nos hacemos un cuarteto? Tú, yo, Zumbidos y un espíritu. Esta noche en mi casa. Trae la ouija."

Mi sorprendente mundo (2ª parte)

viernes, 9 de marzo de 2012
¿Sabéis? Yo siempre he tenido claro que la vida puede llegar a alcanzar límites de surrealismo importantes, rozando lo inaudito la mayor parte del tiempo, pero hay días en que, por cómico que consideres ese movimiento artístico/literario, vuelve a impresionarte. Con este pensamiento llegamos a la segunda entrega de mi sorprendente y delirante mundo (muy pronto en su librería más cercana).

Uf, parece que es viernes y la cosa se relaja: empieza el fin de semana, la fiestuqui y la música de máquina suena por las calles que, por cierto, se llenan de ociosos adolescentes y mujeres ya entradas en años que salen a andar. Y, entre toda esta gente, estoy yo, Pájaro, que tengo a bien aprovechar el buen tiempo para que me de un poquito el sol y, de paso, cortarme el pelo. Por eso, decido encaminarme con suficiente tiempo hacia la peluquería hasta que llego al rellano y, ¡¿qué ven mis ojos?! ¡¿Es ese el vecino del tercero metiéndole mano (de una forma totalmente literal) a su mujer?! 
"¿Perdón?" es lo único que se me ocurre decir antes de seguir corriendo escaleras abajo. Pero mi huida no sirve para tanto como creía, ya que cuando llego al siguiente descansillo me encuentro a un hombre vestido con una ropa mugrosa y harapienta, con una barba canosa enorme y fuertemente sujeto a un brick de vino del super que hay a menos de 200 metros (no es que sea un clasista o un insensible, pero entendedme, no esperaba encontrarme a alguien así en las escaleras de mi edificio). Intento pasar a su lado sin interferir en sus actividades poco sanas relacionadas con el alcohol, cuando decide cambiarme por el brick y agarrarse fuertemente a mi pierna mientras comienza a gritarme cosas en un idioma que no consigo comprender. Yo, que siempre me he caracterizado por mi valor y templanza, empiezo a gritar auxilio e intentar desasirme de las férreas manos del individuo. Por suerte, la siempre al acecho vecina del primero, sale de su casa, escoba en mano, y al grito de "¡¡Eeeeeh!!" consigue que el hombre me suelte y decida poner pies en Polvorosa.

Minutos después, más relajado, le doy las gracias y, tras una agradable conversación acerca de los peligros que hoy acechan a los jóvenes en las calles, continúo, como si nada hubiera pasado, mi camino hacia la peluquería. Cual es mi infortunio al llegar que resulta que los viernes abren una hora más tarde de lo que yo tenía previsto, así que tendría que esperar unos 32 minutos, aproximadamente. No tuve demasiado tiempo a aburrirme: 3 minutos después escucho como se cierra la puerta del edificio y unos pasos suben lentamente, dándome oportunidad a sumirme en las fantasías de que un viejo conocido, mugroso y harapiento, vuelve para terminar lo que había comenzado sin señoras armadas que pudiesen defenderme esta vez. 
Pero, ¡¡nada más lejos de la realidad!! Veo aparecer a un jovencito, de unos 27 años, pelo oscuro, 1,90 y ojos marrones, ataviado con un increíblemente erótico chaleco reflectante, que me da las buenas tardes y me comenta, con una brillante sonrisa, que si espero por la apertura de la peluquería todavía falta media hora. Le digo que lo sé y le doy las gracias igualmente, devolviéndole la sonrisa. Estuve a punto de intentar meterle ficha, pero tal y como iba la tarde preferí no hacerlo, no me vaya a encontrar con algún tipo de psicópata-asesino al que le divierte torturar a sus víctimas degollando ositos de peluche en su presencia (Me arrepiento de no haberlo hecho.).

Saltándonos la poco interesante parte en la que me corto el pelo e intercambio mensajes triviales con mi peluquera acerca del tiempo, de vuelta a mi dulce hogar, me cruzo con el protagonista de la primera entrada de la saga Mi sorprendente mundo, al que llamaremos Gorra, y comenzamos a charlar, poniéndonos un poco al día sobre las últimas semanas, cuando ¿quién aparece por ahí? Oh, sí, pajaritos míos, el chulo playero con el que, por si fuera poco, en las últimas semanas venía teniendo más que algún que otro encontronazo. ¡Esto prometía!
Y yo, que además de por mi valor, sabéis que destaco por mi falta de rencor y mala leche, me lanzo a plantarle un beso a Gorra... ¿QUÉ DIGO UN BESO? Creo que pude hasta darle un masaje tailandés a su páncreas con la lengua. Y mi amigo playero se quedó durante un par de segundos paralizado en medio de la calle. De piedra, vamos. Y este pajarillo que os escribe movió la cola orgullosamente y se despidió de Gorra, con la promesa de una llamada pronto, para seguir su camino, chocándome a propósito con el chulo playero (de acuerdo, tal vez no fue a propósito... Yo también me pongo nervioso, ¿vale?).

¡Y solo son las 7 de la tarde! Este fin de semana se presenta movidito, ¿no os parece? ;)

Cásate conmigo, Chica (1ª parte)

miércoles, 7 de marzo de 2012
¿Sabéis? Yo creía que era de enamorarme rápido y todo eso que ya os he contado... Olvidadlo, me equivocaba. Hoy he descubierto a una pareja que lo hace todavía a más velocidad. Me explicaré:

Chico conoce Chica. Chico habla durante horas y horas con Chica. Chico conquista sexualmente a Chica. Chico inicia una relación con Chica. Chico y Chica se aman profundamente. Chico quiere compartir su vida para siempre con Chica. Chica nunca se ha sentido tan amada. Chico propone matrimonio a Chica que, emocionada, acepta. Chica elabora diversas invitaciones y las muestra a Amigas y No Tan Amigas para que opinen cuál les parece mejor. Pájaro ve esas invitaciones. Chico compra anillo. Pájaro ve ese anillo. Y Chico y Chica deciden la iglesia en la que quieren unirse.

Parece muy bonito, ¿verdad? Vale, ahora pensad que todo eso se ha producido en dos semanas. ... Sí, no os preocupéis, todos nos sentimos igual al principio. Os dejo un par de minutos para que lo interioricéis adecuadamente o, al menos, consigáis salir del estado catatónico en el que probablemente os encontréis. A no ser, claro, que consideres completamente normal y habitual que dos completos desconocidos contraigan matrimonio.

A ver, considero importante que sepáis, si no os lo habéis imaginado ya, que soy el primero en apoyar el amor a primera vista, ese feeling (como lo llaman los modernos) que surge entre dos personas al mirarse a los ojos por vez primera... aunque no necesariamente tienen por qué mirarse a la cara. Vosotros ya me entendéis ;). Tampoco busco controlar la vida de nadie, que, oiga, cada uno es muy libre y mayorcito, tanto Chico como Chica, para hacer lo que quiera con su vida; ahora, eso no me limita la posibilidad de opinar al respecto. 
¡Y me parece una completa locura! Porque, vamos a ver, si tú me dices que eres un/a hombre/mujer de 50 años que nunca ha estado enamorad@, a la que se le ha muerto su cónyuge o, por avatares del destino, estás solit@ y no quieres pasar el resto de tu vida así, y por eso decides agarrarte a la primera persona que pasa, por desesperación, pues bueno, no me parece lo más sano, pero puedo entenderlo. Pero estamos hablando de dos individuos que apenas sobrepasan los 20 años, que apenas han vivido nada, que les queda muchísimo por delante, y puede pasar de todo. Chico eres joven, apuesto, sexy y no llevas aparato... ¡El mundo es tuyo!

Por no hablar del hecho de que se han conocido hace dos semanas. Que cada uno diga lo que quiera, pero yo desde aquí grito al universo que nadie conoce a otro alguien en dos semanas lo suficiente como para querer pasar el resto de su larga vida con él/ella (salvo, por supuesto, que hablemos de un sujeto de neurona solitaria... En realidad creo que hablaríamos de dos sujetos de neurona solitaria). Pero no os vayáis a pensar que yo, persona honesta y sincera ante todo, esto me lo guardo para el blog: he expuesto mi postura públicamente, por supuesto (sobre todo después de ver el anillo y la iglesia; ¡por dios, qué atentado contra el buen gusto! Debía detenerlo como fuera). Sólo he recibido como respuesta que soy un insensible, que contra el amor no se puede luchar, que lo que sienten es totalmente sincero y que, si digo cosas como esa, es porque nunca he estado verdaderamente enamorado. Pos' vale.

De momento ya he ido eligiendo la ropa para la tan emotiva ceremonia: es color pastel, que he oído que es lo que se lleva este año. Que oye, será en completo desacuerdo, pero jamás rechazo comida gratis y la posibilidad de hacerme con el ramo de novia ;) .
¡Seguiré informando, Pajaritos míos!

Me siento Pantoja: "Hoy quiero confesar..."

lunes, 5 de marzo de 2012
¿Sabéis? Jamás os fijéis en nadie a través de la web. Es lo peor. Sólo consigues sentirte muy frustrado por no poder hablar con él/ella mientras esa otra persona ni siquiera se da cuenta de que existes. Oh, bueno, en el peor de los casos, primero te presta atención, intercambiáis un par de mensajes privados, y acaba por pasar de tu culo, sin ni siquiera molestarse en darte una respuesta a lo que tú sigues escribiéndole, no os vayáis a pensar que puedes acabar con algo de dignidad. ¡Qué gente sin corazón, por dios!

Estoy tan requemao' con esto porque recientemente, aunque creía que venía de vuelta, ha vuelto a sucederme. Todo empezó cuando vi su vídeo: ¿Por qué tenía que resultarme tan atractivo su sentido del humor? Por no hablar de su físico, que se ajusta con completa precisión a mi pensamiento de hombre tierno y abrazable. Además, ahora que la revolución tecnológica ha llegado a este blog (ved que he añadido un montón de cosas ahí ->, en el lateral ;) ; ¡Todo para que tengamos más contacto!), puedo contactar con él con mucha más facilidad, a un solo click. ¡Qué maravilla! ... O no tanto. Porque sí, he hablado con él y he descubierto que me parece más gracioso y divertido que antes... pero también que goza de restregarse cibernéticamante contra todo hombre que esté a menos de dos clicks a la redonda. "¡Qué desagrable!", pensarás, y que cómo me pude interesar por alguien así, pero, pajarit@ mí@, el interés ya está ahí y para una persona especialmente romántica o enamoradiza (que yo no lo soy pa' na', vamos, ¡¿pero qué dices?!) eso es letal. La has metido hasta el fondo. Y ni siquiera eso, porque solo ha sido la pata.

Y luego siempre tardo siglos en desengancharme. El estar enamorado y no ser correspondido es como una especie de droga que genera una adicción mucho mayor que esas otras cositas ilegalmente sospechas que rulan en las mugrosas entradas de pubs y discotecas de por aquí. ¡¡Deberían perseguir y detener a las personas que se dejan querer y dejarse de tonterías!! Porque lo peor es que, si en algún momento le explico cómo me siento, me dirá que es culpa mía, que estoy como una chota y/o que tengo un corazón más volátil que las bragas de alguna que otra famosa de serie B.

Hablo de esto como algo puramente tecnológico, pero que me pasa en mi día a día, también. Y se producen situaciones especialmente incómodas y vergonzosas para mí. El último caso que recuerdo es el de un ser de neurona solitaria a la par que gilipollas: me lo presentaron como un chavalito guapete y corriente, en plena efervescencia adolescente, pero bueno, una cosa controlada. Y no tuvieron el placer de presentarme a su orientación sexual. Pero a ver, conjuntaba su sudadera rosa con unos deportivos rosa, ¿vale?
¡¡LOS CONJUNTABA!!

A ver, en serio, ¿qué habrías pensado vosotros? Y siempre rodeado de mujeres... Por no decir que le encantaba guiñarme un ojo o sacarme la lengua cuando nos cruzábamos, fuera el sitio que fuese. Y llegó el día de la gran fiesta que se llevaba comentando en nuestro círculo de amistades desde hacía semanas: una fiesta de disfraces de Halloween. Y donde yo me dediqué a coquetear como si no existiese un mañana y llevase meses y meses sin contacto masculino real (... eso a lo mejor no era del todo falso...).
Coquetear... Bueno, creo que es un término un poco suave para lo que me dediqué a hacer en esa fiesta (llegué a sugerirle, PÚBLICA Y TOTALMENTE EN SERIO, que nos acostáramos en la encimera de la cocina de la casa donde se estaba celebrando la super party: la de su mejor amiga). Y él, pues nada, se dedicó a seguir jugando conmigo a lo largo de la noche, a hacerme comentarios ligeramente subidos de tono y a no rechazar mi contacto, sin conseguir que yo me diese cuenta de que no le interesaba para nada lo que le estaba proponiendo. No fui consciente de esto hasta la mañana siguiente. Me gustaría decir que hubo alcohol en esa fiesta pero no fue así, lo que lo convierte en algo todavía más horrible, ¿verdad?

Sólo espero que al menos vosotros sí podáis sacarle algún provecho a mis desesperados intentos de ligoteo, cibernéticos o no. Por lo de ahora, os invito a seguirme en twitter: ¡prometo enamorarme de vosotros y no dejar de acosaros! ;)

"¿Qué hemos aprendido hoy, niños?" "¡Que a Pájaro nunca hay que darle de beber Coca Cola Light!"

Querido yo futuro:

viernes, 2 de marzo de 2012
¿Qué tal? ¿Todo bien? ¿La familia bien? Bueno, me alivia saberlo, la verdad.... Aunque últimamente no le he estado prestando mucha atención, ¿sabes? He buscado involucrarme en tantos proyectos para no tener que estar solo, para no acabar reflexionando acerca de cómo me siento ahora y de lo qué quiero, que apenas paso tiempo en casa. Creo que empiezo a echar de menos las amigables, divertidas e intensas discusiones familiares... ¿hemos vuelto a tener alguna? Bueno, mejor no me contestes; prefiero que me pille por sorpresa.

¿Seguimos solos, mi yo del futuro? No puedo evitar preguntártelo, pero es algo que tampoco quiero que me contestes. Si lo seguimos, prefiero vivir en la ignorancia de pensar que al doblar cualquier esquina me chocaré accidentalmente con el hombre de mi vida, derramaré su café sobre mi trabajo acerca de la importancia de las lenguas vernáculas en el desarrollo cultural humano y terminaré por pedirle su número de teléfono, una cita y, finalmente, que se case conmigo. Suena muy gracioso ahora, ¿sabes? Pero ambos sabemos que no soy tan valiente... ¿o he conseguido aprender a enfrentar a la vida con ese arrojo?

¿Estamos trabajando de lo que queremos? ¿Ganamos lo suficiente para, al menos, subsistir? ¿Y qué es de nuestras amistades? ¿Conservamos todavía a quiénes siempre consideramos importantes y eternos? Si no es así, me juego el cuello a que es culpa nuestra... ¿O no? 
Estaría bien que me dieras un par de trucos para no pifiarla... Aunque si lo hicieses tal vez desaparecerías, porque cambiarías el curso de la historia y dejarías de ser el mismo que está leyendo esta vieja carta ahora mismo.

¿Hasta qué punto ha avanzado la tecnología? ¿Vivimos ya en casas flotantes? ¿Hemos pisado Marte? ...
¿En qué año estás? Ni siquiera lo sé. Tal vez te esté haciendo preguntas que todavía no puedas contestar.

¿Todavía me tiño el pelo? ¿Y me hago el mismo tupé? ¡Oh! No me digas que me cambiaré el peinado por un corte más bien estrafalario y que cuando vea fotos pasadas me avergonzaré... Siempre nos ha pasado igual, ¿te acuerdas? hahahaha

¿Hemos recordado siempre esta carta? Porque te imagino, yo futuro, escribiendo una respuesta. Te imagino también igual de reflexivo que ahora mismo, quizá con la capacidad de afrontar las dificultades de una forma mucho más juiciosa (dime que sí, por favor) y menos visceral. Aunque espero que eso no signifique que hayamos dejado de ser tan pasionales y de vivir tan intensamente como hasta ahora... No me gusta pensar en un futuro como ese.

Te mando un abrazo muy fuerte, yo futuro, y te recuerdo que, como nos dijeron una vez, la suerte es una actitud, no vaya a ser que con el paso de los años se te haya ido olvidando.

Te aprecia y te desea lo mejor,

Pájaro del Norte 2012.

Sentirse como un vibrador: objeto de deseo.

martes, 14 de febrero de 2012
¿Sabéis? Hay ocasiones en las que lo que se presentaba como una agradable y divertida conversación entre amigos se va por los cerros de Úbeda y termina por ponerte en una situación especialmente incómoda, donde sólo deseas que te trague la tierra. Eso en los peores casos... O al menos en apariencia porque se dan otros en los que acabas descubriendo que lo que piensa una persona a la que apenas prestas atención, dista bastante de lo que tú creías. Y eso sí es para echarse a temblar. Me explicaré.

Os presento a SD (Sujeto Desesperado) con quien tuve la ocasión de reunirme no hace mucho, junto con otros colegas para un inocente intercambio de ideas... Que acabó por derivar en el sexo (Qué cosa tan extraña, ¿verdad?) y el día de hoy: San Valentín. Este SD es un personaje que llevaba ya cierto tiempo tirándome los trastos con indirectas bastante sutiles y de una forma no demasiado exagerada, pero al que yo no prestaba demasiada atención (¿Qué por qué? Sólo tenéis que averiguar/recordar quien es mi profesor de teatro). Y lo cierto es que en las últimas semanas parecía haberse relajado y mi filosofía de tomarme con humor todo lo que estuviese sujeto a una posible doble interpretación, funcionaba. O eso pensaba.

Amigo1: ¿Y tú, Pájaro? ¿Cuántas parejas has tenido?

UnServidor: ¿Yo? Bueno, no demasiadas, la verdad... No tengo demasiada experiencia de la vida en pareja. Sin embargo, de rollitos esporádicos, sí (risas) [Eso era cierto... La etapa hormonal hace estragos en una adolescencia poco controlada.]

SD: Es que tú te haces desear. [Y se silencian las risas al ver el semblante serio con el que me lo asegura, mirándome fijamente. Tengo que reconocer que temí perder el control sobre mis piernas y salir de allí corriendo. Los que yo consideraba amigos ahora me miraban con curiosidad, atentos a mi respuesta. ¡Vaya! Pude ver que no fui el único que se daba cuenta de las indirectas.]

US: ¿Disculpa? Es que se me ha atascado algo de cera en el oído y creo que no he escuchado bien... [Y, así, niños, es cómo este pájaro hace una maniobra para ganar tiempo.]

SD: Pues eso, que te haces desear... Por tu personalidad, como te vistes... Eres misterioso. Y eso te hace deseable. [Risas generales y yo, de haberme tirado al suelo en un huerto, me habría camuflado entre los tomates.]

US: Eh, sí... Bueno, no sé... *introduzca risa nerviosa aquí y una mente en blanco que no sabe qué decir* Pero yo no quiero cobardes que me hagan sufrir. [OLÉ, OLÉ, Pajaro... ¿De verdad te parecía una buena respuesta recurrir a Shakira? Mi dignidad se hundía por momentos.]

A1: (risas) ¡Qué bueno! ¡Como Shakira, eh! "Yo no quiero cobardes que me hagan sufrir" [... Puñeta.]

Y empezó un Edición Especial Karaokes: Shakira, pasando por todos sus grandes éxitos el resto de la reunión. Por no hablar del vacile y bromas que me cayeron posteriormente... Y me siguen cayendo.

Ay, Señor, llévame pronto. 

De concierto en concierto se vive mejor

domingo, 5 de febrero de 2012
¿Sabéis? Como buen pájaro que soy, me encantan cantar. Y la música, claro... Siempre me han gustado ambas cosas. Pero no siempre me ha gustado el mismo tipo de música. Recuerdo que cuando no era más que un poyuelo, casi recién salido del cascarón, escuchaba música bastante comercial, muy pop y en español. ¡Y todavía la escucho hoy en día de vez en cuando! Aunque bueno, en el bosque en el que vivo actualmente hay más para elegir que en aquel momento de los 90... (Gracias a dios.)

Después del pop español entré en la etapa más difícil de la adolescencia pajaril, en la que todo es pensar que no vales nada porque no sabes volar tan alto como los demás o que el pájaro que incubó tu huevo no te entiende, así que empecé a escuchar algo un poco más oscuro, un rollito muy gótico y esta vez ya sí en inglés, aunque no entendía na' de na' (tengo que decir que mi atuendo también cambió a partir de aquel momento: empecé a ponerme las plumas negras (que yo en realidad las tengo azules) y demás; estilo que mantengo hoy, algo menos escandaloso eso sí, sólo porque es la mar de cómodo, ¡combina con todo!). 

Y a partir de ahí empecé a subir en escala de dureza: hardcore, post-hardcore, metal y death metal melódico, que es el estilo que más escucho hoy en día, que no quita que siga disfrutando, tanto como lo hago con él, con alguna de las canciones de las épocas anteriores. ¡¡Cuando uno ama la música, ama la calidad, dama y caballeros!! Eso de convertirse en groupi (¿Grupi, groupy? ¡¿Grupy?! ¿Cómo demonios se escribe eso?) de un estilo y considerar que lo demás es basura no es muy sano.

Y nada, aquí tenéis una pequeña entrada que os permite saber un poco más acerca de este pájaro que os escribe desde las alturas de las ramas de su casa-pino. Y ahora ya sabéis, si veis por ahí a algún pájaro de plumas negras postizas, con los cascos puestos y que no consigue volar tan alto como los demás, soy yo ;) .

En realidad no soy un pájaro: soy un mapache ciego

martes, 31 de enero de 2012
¿Sabéis? Aunque en ocasiones me guste dármelas de observador y perspicaz pájaro que se anticipa a lo que sea, la verdad es que soy muy, muy, MUY malo detectando señales; de cualquier tipo, pero especialmente amorosas. Veréis, recientemente ha sido mi cumpleaños y comenté entre mis allegados que no pensaba celebrar ningún tipo de fiesta (de hecho, llevaba sin celebrar nada desde hacía unos 10 años) y que ni se les ocurriera a ninguno de mis amigos del nido preparar nada sorpresa porque ¡odio las sorpresas! E ingenuamente creí que mi amenazadora advertencia de muerte funcionaría. Pero me equivoqué. Y la fiesta sorpresa me pilló... por sorpresa, valga la redundancia. ¡Y no porque la gente no me diera señales! A una de las asistentes a la fiesta, la cual yo en ese momento desconocía, se me ocurrió sugerirle que se viniera a cenar conmigo ese día para "celebrarlo" y poder tener una agradable y larga conversación. Su respuesta fue que ya le habían informado de esa cena y que estaba pendiente de si podían ofrecerle alojamiento. ¡Vaya! ¿Cómo podía ella saber nada acerca de esa cena si yo no lo había hablado con apenas nadie? Que sospechoso me resulta todo... Ahora, porque en aquel momento ni siquiera se me ocurrió desconfiar de nada. Y os diré, para no alargar mucho esto, que ese fue probablemente el menor de los canteos que tuvieron mis capullos, y un tanto descuidados, colegas.

Lo verdaderamente divertido es lo mal que detecto las señales amorosas. Y es que aunque se cubriesen de guirnaldas y bombillas, y me las señalasen con luces de neón, no sería capaz de ver señal alguna (algo parecido me sucede con las de tráfico). El último ejemplo, presuntamente, ha sido con un hombre del que me quedé profundamente colgado nada más verle: veintilargos años, 190 cm, complexión y estado físico MUCHÍSIMO más que aceptable, ojos verdes y un moderno corte de pelo. ¡Y, para colmo, era mi profesor de teatro! Así que el contacto físico estaba más que garantizado. Pero yo no soy tan superficial, ¿vale? ( ... no ha colado, ¿no?) Sin embargo, en cuanto abrió esos carnosos y tiernos labios que esbozaban una sonrisa entusiasta, aliñada por una buena y hermosa dosis de hoyuelos, supe que tenía el intelecto y la madurez exacta y necesaria que yo podría desear de cualquier machomen. Una vez iniciada la clase, siguieron unas intensas miradas, al menos por mi parte, y un intenso intento de acercamiento... Sin demasiado resultado, la verdad. Así que me vuelvo a casa con las plumas entre las piernas. Es entonces cuando decido sacar el espejo para preguntarme qué había podido fallar y fue cuando comprendí que aquel hombre de mundo, maduro y experimentado, jamás se fijaría en este poyuelo desaliñado y adicto al tinte rojo. Me hundí en la tristeza y la decepción. Hasta que una cercana a mi persona decidió apuntarse a estas clases. ¡Y vaya clase esperaba! Todo empezó con mi renovado intento de conquistarle con miradas furtivas, profundas y penetrantes, para acabar teniéndole subido a mi espalda, con la sangre totalmente acumulada en mi cara (de hecho, fuentes cercanas a la investigación aseguran que no se podía distinguir mi cara de mi pelo (ya os he dicho que me tiño de rojo, ¿no?)) y sin tener muy claro donde debía poner las manos. Sin embargo, volvió a poner los pies en el suelo antes de que pudiese decidirme a aprovecharme de la situación. Nos propuso un ejercicio que se presentaba divertido e intenso... y lo fue. Debíamos imitar absolutamente todo lo que él hiciera. Parece fácil, ¿verdad? Já! Se gira hacia mí antes de estar del todo preparado y me dice: "Yo te quiero." Y, como si un viaje no le hubiese parecido suficiente, mi sangre decide volver a hacer turismo por mi rostro mientras yo repetía la frase sin dejar de mirarle, imitando sus movimientos.

Tras un par de ejercicios más del mismo tipo, nos permitió darnos un pequeño descanso y yo decidí acercarme a mi acompañante y nueva asistente a las clases (sé que perdí la oportunidad de charlar con él, pero en ese instante no respondía de mis actos), la cual me dijo: "Pájaro... ¿A qué viene esa tensión sexual que os traéis tú y el profesor? Yo os pagaré el motel así que podíais relajaros un poco, ¿no?". No creo que deba explicaros mi reacción de incredulidad. Pero sí comentaré que intenté fijarme en esa tensión mientras le enviaba miradas, esta vez sí, totalmente lascivas. Y no pareció reaccionar del todo mal, la verdad. 

Para mi desgracia, la próxima y última clase es dentro de una semana ¿creéis que debería intentar algo extremo y/o desesperado? ¿o simplemente sugerirle que un café conmigo es una buena inversión de tiempo? Francamente, no me apetece renunciar a la idea de intentar algo. Pero tenéis que entenderme: los pájaros del norte estamos acostumbrados a sentarnos en alguna rama y esperar a que las fieras hambrientas vengan en nuestra busca; lo de ser cazadores de buenos y atractivos mastuerzos no es nuestro fuerte.

De cómo se convirtieron en el perro del hortelano

sábado, 21 de enero de 2012
¿Sabéis? Hay transformaciones de lo más curiosas. Hace un par de días os hablaba de la madurez, de progresar y crecer... Pero hay gente que prefiere convertirse en cangrejo: en lugar de avanzar, solo retroceden. Ésto era algo que yo ya sabía, que ya había podido comprobar, pero es que últimamente parece estar poniéndose de moda. Me explicaré.

Veréis, había una vez una persona que, presuntamente, estaba locamente enamorada de otra para la cual no parecía ni existir. Pero, ¡caray!, cuál es la sorpresa del primer sujeto de toda esta historia cuando descubre que el que parecía ni verle sí lo hacía. ¡Y todo el tiempo!
Tras currárselo un poquito, consigue que el que se suponía un pasota le dé una oportunidad y empiecen a salir. ¿Con qué objetivo? ¿Vivir felices para siempre y comer perdices? No, el de dejar a su supuesto amor platónico un par de horas después.

¿HOLA? ¿EN SERIO?

Sí, alegó que al parecer no se encontraba preparada para empezar una relación, ni mantenerla... No quiere compromisos y no sé qué más mierda pinchada en un palo.
Bueno, uno puede pensar que tal vez sea cierto, que quizá solo estaba confundida y necesitaba iniciar esa relación para darse cuenta de que en realidad no quería nada de nada: solo había sido un capricho. Y todo sería estupendo y perfecto (salvo por el pobre al que dejan, que se queda con el corazoncito ese de macarra que tiene, hecho pedacitos e intenta, de forma muy humillante, por cierto, volver a hacer funcionar ese tan poco gastado amor) de no ser porque tiempo después, el que ha sido dejado, superándolo, empieza a salir con una de las más íntimas amistades de la persona que le ha dejado a las pocas horas de iniciar lo que podría haber sido un intenso romance hace un par de días.
Pero, en resumidas cuentas, todo seguiría siendo perfecto, ¿no? Cada uno con su vida, respetándose y no buscar nada extraño en esa nueva relación. Pues no. Resulta que quien se encargó de enamorar a su amor platónico y dejarle unos 180 minutos después, se pone celoso. Y en lugar de criticar y molestarse con la persona a la que ha dejado, prefiere enfadarse, insultar y poner verde a sus espaldas a su amistad íntima. Todo de forma muy hipócrita porque sigue saludándole, compartiendo secretos e invirtiendo tiempo en esa amistad. Mientras busca acabar con esa relación, por supuesto. ¿De verdad entendéis que se comporte así? ¿De verdad pensáis que esta persona tenga derecho a ponerse celosa? Pues que no se os ocurra tratar de hacerle ver que se equivoca comportándose de forma tan infantil y egoísta. A no ser, claro, que queráis quedaros sin tímpanos.

Pero es que no es esa la única historia en la que hay cangrejos. Presento nueva situación y nuevos personajes. Situadme en una mañana normal. ... ¿Lo tenéis? Bien, ahora yo me dirijo a una íntima amiga mía y le sugiero que pasemos de las clases y vayamos a tomarnos un café y tener una agradable conversación. Ella considera que es buena idea y cree que sería estupendo si se viniese alguien más con nosotros. ¡Vaya, pero mira quien acaba de aparecer: entran por la puerta la chica que siempre consigo convencer para irnos por ahí y la que siempre a la que se lo propongo me dice que no! Uhm... Pensemos un segundo... ¡Claro! Puedo pedirle a la que siempre logro convencer que se venga. A la otra ya no tiene ningún sentido que lo haga. Y más ahora, que estamos de trabajo hasta arriba. Avanzo hacia la que sé que se apuntará seguro y, tras una persuasiva conversación, consigo lo que quiero. Y vuelvo a mi sitio. ¿Adivináis lo que sucede a continuación? Pues sí, la que siempre dice que no se molesta conmigo y me toma por un desconsiderado por no invitarla, poniéndome malas caras y contestándome de malas formas. Es entonces cuando digo que quizá tenga razón y, sutilmente, le comento la idea de que se anime y venga con nosotros, que siempre hay un hueco para ella. ¿Su respuesta?

"¡¿FALTAR?! :O NO, GRACIAS, NO TENGO INTENCIÓN DE HACERLO Y VOSOTROS NO DEBERÍAIS. :)"

¡¡Tócate las narices a dos manos!! Decir que me puse rojo de frustración es quedarse corto. Pero como buen caballero que soy, le devolví la sonrisa y le dije que como quisiera. Pasan las horas, nos vamos, nos tomamos el café y volvemos a nuestros puestos, dispuestos a seguir batallando cuando la individua en cuestión se acerca y nos comenta que mientras nos tomábamos el café ella se fue por ahí, de paseo con unos compañeros. Decir que me puse rojo de frustración, de nuevo, es volver a quedarse corto. Pero es que me irritan estos que únicamente son "Perros del Hortelano, que ni comen ni dejan comer".

Vale, vale. Es cierto que esa frase se puede aplicar al primer caso más que al segundo, pero ambos hacen que me hierva la sangre suizo-española que llevo en mis venas.
¿Llegará el día en que la gente se preocupe más por su propia felicidad que por echar tierra en la de los demás?

Mi sorprendente mundo (1ª parte)

lunes, 16 de enero de 2012
¿Sabéis? Me paso la mayor parte del tiempo acordándome de viejos amigos a los que ya no he vuelto a ver, gente que decidió marcharse por propia voluntad y personas que, simplemente, tuvieron que irse sin opción a elegir. Pero de entre todas ellas había una que no había vuelto a asaltarme en mis introspectivos viajes. Quizá porque, aunque dejó herida, supe cómo echarle el agua oxigenada adecuadamente y cicatrizó sin infectarse. Pero jamás me había imaginado volver a verle.

Estaba, y está, más alto que antes, con el pelo más largo y más negro, si eso es todavía posible. ¡Y ahora tiene barba! La última vez que le vi todavía éramos unos críos, yo más que él, pero niños al final. Comentaré como detalle curioso que, quizá por algún extraño designio del destino, se hace mi mismo peinado.

Por mi parte, habría sido ingenuo llegar a pensar en algún momento que, si llegase a suceder, nuestro posible reencuentro fuese normal. Me dirigía, bastante malhumorado (todo sea dicho de paso) y hundido en la música que salía al máximo volumen de mis cascos, a primera hora de la mañana a mis quehaceres habituales cuando noto como algo me presiona la espalda con fuerza. Ya volteaba la cabeza escupiendo fuego por ojos y orejas y lagartos por la boca para encontrarme con el hombre que os he descrito más arriba. "Buenos días... Pájaro." me dijo con una voz que apenas podía reconocer. Pero sus ojos, lo primero que volví a ver de él, no habían cambiado lo suficiente como para resultarme irreconocibles. Solo diré que perdí el control y las bolsas que llevaba se me cayeron al suelo para poder darle un abrazo a aquel tan buen amigo que había perdido hacía tanto tiempo y del que jamás había vuelto a saber nada en absoluto. Y me llené de preguntas, de cuestiones que necesitaba que me resolviese, de dudas que habían quedado guardadas en el baúl de objeto perdidos de mi cerebro

Y las contestó. Todas.

Pude darme cuenta de la de cicatrices y marcas que había en él. Pero no eran físicas. ¡Nos han pasado tantas cosas! Me ha hecho reflexionar muy mucho acerca de todo lo qué ha sucedido desde que se fue y de cómo eso me ha afectado. Él es de lo poco bonito que puedo encontrar de mi pasado en aquel momento de mi vida, si queréis que os sea sincero. Y su recuerdo se había sepultado por una montaña de pensamientos tristes y grises, por una preocupación obsesiva por la madurez en lugar de por las experiencias en sí mismas. Y eso me asfixiaba. ¿Os sabéis eso que dicen de que cada uno de nosotros tiene por ahí un alma gemela? Creo que nadie llegó a estar tan próximo a ese concepto conmigo como él.

De todas formas, reconoceré que, como dije cuando di la bienvenida al 2012, sí tengo una predisposición a pensar que este será un año favorable y lleno de cambios, pero vaya, no me esperaba algo tan pronto. 
¡MUNDO podrías dosificarlo un poco, ¿no?! No es que no me alegre de lo que has hecho, no me malinterpretes, todo lo contrario, ¡pero me conformaba con que empezase por una llamada teléfonica, oye!

Complejo de Vampiro

viernes, 6 de enero de 2012
¿Sabéis? Hoy cumplo seis días sumido en los pozos de la gripe. En lo que llevamos de enero ya he aprendido que la manga corta y el invierno son muy mala compañía. Sobre todo si tus defensas, en una escala del 1 al 10, están siempre en -3. Sí, soy un flojucho y me tiro en la cama más de la mitad del año. De hecho, suelo ponerme, como mínimo, enfermo en tres ocasiones al mes. Éste, con eso de las fiestas, he tenido miedo de no cubrir mi cupo de número de malignos microorganismos en mi cuerpo así que he empezado pronto.

Y llevo seis días sin ver la luz del sol. Sin pisar la calle, damas y caballeros. Desconocía que un pijama pudiera llegar a quedarse adherido de forma tan efectiva a tu cuerpo. Ha sido necesario llamar a los bomberos que, ayudados de piquetas, mucha agua y una enorme paciencia, consiguieron sacármelo. ¡Peor que el exorcista fue aquello! Sin embargo, mirando el lado positivo, al menos puedo decir que he conseguido meter a un grupo de bomberos en mi cama, ¿no?

Pero bueno, parece que mi cautiverio se termina. ¡Mañana empiezan las rebajas aquí en el norte! El momento perfecto para superar cualquier contratiempo físico y prenderle fuego a la cartera. ¡Y más si no es la tuya!

No albergo demasiadas esperanzas (tampoco me gusta demasiado comprar) pero siempre es divertido aporrear con un bate de béisbol a alguna amargada cuarentona mujer mientras ella intenta abrirte el cráneo con su bolso (considero importante señalar que no están tan indefensas como se puede creer) por una, más bien cutre, camiseta para su hijo.

En fin, dejando a un lado mi faceta más violenta, ¡necesito volver ya a la rutina! Me di cuenta de esta necesidad ayer por la tarde cuando, despertándome 19.00 p.m., no tenía ni idea de si era por la mañana o por la noche y, mucho menos, qué día era.

Pero no necesita únicamente esto mi reloj interno, ¡mi vida también! Estos días han sido demasiado insustanciales. No es que tenga demasiadas ganas de trabajar, pero me apetece volver a tener contacto con ciertos personajes que muchos de por aquí se atreven a denominar como "vida inteligente". Qué gracia.

No quiero parecer presuntuoso con esto último, de verdad. Pero si les conocierais, seríais de mi misma opinión. Seguro.

Vaya, 2012 no te esperaba

lunes, 2 de enero de 2012
¿Sabéis? El año que ya dejamos atrás (que sí, que yo dejo con bastante retraso... pero es que todavía no sé ni como tengo cuerpo ya para escribir algo coherente...) no me ha gustado. No es que el 11 sea un número feo, que sí, sino que simplemente ha sido un año demasiado confuso para mi gusto. Aunque reconoceré que este 2012 tampoco empezó de forma mucho más clara... Si bien pasadas unas horas parece que todo vuelve a su cauce.

Quizá sea la edad, quizá sean las hormonas o tal vez la eterna disyuntiva entre el bien y el mal, pero lo cierto es que 2011 hizo que me replantease mi "yo", quién era y hacia dónde me dirigía cuando creía tenerlo claro de sobra. Y eso no mola aunque a muchos personajes (sobre todo del mundo televisivo y a mi monitor de yoga) se les dé por decir que redescubrirse*inserte tono místico aquí* a uno mismo es lo mejor que te puede pasar. ¡Pues no, señor! El esfuerzo no vale la pena. Mi vida va bien, todo funciona como debe ser, tengo una familia que me quiere, perro y galletas en el armario, ¿qué puede ir mal? Oh, pues prepárate porque es entonces cuando la sombra del inconformismo, de la melancolía y/o de la soberana gilipollez (en ocasiones conocida como amor) te asalta y provoca que todo lo idílico citado anteriormente no sirva de nada. O eso te crees porque dejas de valorarlo.
Y el redescubrirse*inserte tono místico aquí* no es más que volver a valorar todo eso y ponerse en el sitio de partida. Lo dicho, ¡hacerse la picha un lío pa' ná'!

Por suerte el 2012 ya está aquí y se presenta muy favorable. Hace escasas horas, a través de una videoconferencia interpueblerina, he descubierto que dos de las personas que conozco que peor lo han pasado en este año maldito (sí, maldito, ¿queréis que os recuerde el agravamiento de la crisis? Pues eso.) están juntos... Es decir, no juntos físicamente, que también, sino hechos pareja. Todo lo que acabo de decir podrá sonaros muy teenager (adolescente pa' los menos puestos en inglés) pero de verdad que se merecían ese final... Aunque haya KO's y heridos por el camino. Algo siempre inevitable.

¡¡Oh, no, no, tranquil@s!! Yo sigo soltero... Solo como la una. Es muy probable que esta... "estable" situación siga así a lo largo del 2012. Pero no me preocupa; creo que habéis podido ver que soy una persona nada sensible, frío como el culo de un pingüino (uy, vaya, perdonad, es que a veces se me olvida desactivarme el botón de la ironía y el sarcasmo). Pero no creo que llegue a pensar mucho en ésto: tengo un montón de proyectos ya en el tintero y este blog, al que tengo ganas de dedicarle tiempo y energías.

En fin, damas y caballeros, me voy despidiendo... Tengo a un invitado esperando en el recibidor. La verdad es que se ha retrasado mucho pero al fin ha llegado... Y tengo la sensación de que cambiará mi vida. ¿Que cómo se llama? 2012, creo.