De cómo se convirtieron en el perro del hortelano

sábado, 21 de enero de 2012
¿Sabéis? Hay transformaciones de lo más curiosas. Hace un par de días os hablaba de la madurez, de progresar y crecer... Pero hay gente que prefiere convertirse en cangrejo: en lugar de avanzar, solo retroceden. Ésto era algo que yo ya sabía, que ya había podido comprobar, pero es que últimamente parece estar poniéndose de moda. Me explicaré.

Veréis, había una vez una persona que, presuntamente, estaba locamente enamorada de otra para la cual no parecía ni existir. Pero, ¡caray!, cuál es la sorpresa del primer sujeto de toda esta historia cuando descubre que el que parecía ni verle sí lo hacía. ¡Y todo el tiempo!
Tras currárselo un poquito, consigue que el que se suponía un pasota le dé una oportunidad y empiecen a salir. ¿Con qué objetivo? ¿Vivir felices para siempre y comer perdices? No, el de dejar a su supuesto amor platónico un par de horas después.

¿HOLA? ¿EN SERIO?

Sí, alegó que al parecer no se encontraba preparada para empezar una relación, ni mantenerla... No quiere compromisos y no sé qué más mierda pinchada en un palo.
Bueno, uno puede pensar que tal vez sea cierto, que quizá solo estaba confundida y necesitaba iniciar esa relación para darse cuenta de que en realidad no quería nada de nada: solo había sido un capricho. Y todo sería estupendo y perfecto (salvo por el pobre al que dejan, que se queda con el corazoncito ese de macarra que tiene, hecho pedacitos e intenta, de forma muy humillante, por cierto, volver a hacer funcionar ese tan poco gastado amor) de no ser porque tiempo después, el que ha sido dejado, superándolo, empieza a salir con una de las más íntimas amistades de la persona que le ha dejado a las pocas horas de iniciar lo que podría haber sido un intenso romance hace un par de días.
Pero, en resumidas cuentas, todo seguiría siendo perfecto, ¿no? Cada uno con su vida, respetándose y no buscar nada extraño en esa nueva relación. Pues no. Resulta que quien se encargó de enamorar a su amor platónico y dejarle unos 180 minutos después, se pone celoso. Y en lugar de criticar y molestarse con la persona a la que ha dejado, prefiere enfadarse, insultar y poner verde a sus espaldas a su amistad íntima. Todo de forma muy hipócrita porque sigue saludándole, compartiendo secretos e invirtiendo tiempo en esa amistad. Mientras busca acabar con esa relación, por supuesto. ¿De verdad entendéis que se comporte así? ¿De verdad pensáis que esta persona tenga derecho a ponerse celosa? Pues que no se os ocurra tratar de hacerle ver que se equivoca comportándose de forma tan infantil y egoísta. A no ser, claro, que queráis quedaros sin tímpanos.

Pero es que no es esa la única historia en la que hay cangrejos. Presento nueva situación y nuevos personajes. Situadme en una mañana normal. ... ¿Lo tenéis? Bien, ahora yo me dirijo a una íntima amiga mía y le sugiero que pasemos de las clases y vayamos a tomarnos un café y tener una agradable conversación. Ella considera que es buena idea y cree que sería estupendo si se viniese alguien más con nosotros. ¡Vaya, pero mira quien acaba de aparecer: entran por la puerta la chica que siempre consigo convencer para irnos por ahí y la que siempre a la que se lo propongo me dice que no! Uhm... Pensemos un segundo... ¡Claro! Puedo pedirle a la que siempre logro convencer que se venga. A la otra ya no tiene ningún sentido que lo haga. Y más ahora, que estamos de trabajo hasta arriba. Avanzo hacia la que sé que se apuntará seguro y, tras una persuasiva conversación, consigo lo que quiero. Y vuelvo a mi sitio. ¿Adivináis lo que sucede a continuación? Pues sí, la que siempre dice que no se molesta conmigo y me toma por un desconsiderado por no invitarla, poniéndome malas caras y contestándome de malas formas. Es entonces cuando digo que quizá tenga razón y, sutilmente, le comento la idea de que se anime y venga con nosotros, que siempre hay un hueco para ella. ¿Su respuesta?

"¡¿FALTAR?! :O NO, GRACIAS, NO TENGO INTENCIÓN DE HACERLO Y VOSOTROS NO DEBERÍAIS. :)"

¡¡Tócate las narices a dos manos!! Decir que me puse rojo de frustración es quedarse corto. Pero como buen caballero que soy, le devolví la sonrisa y le dije que como quisiera. Pasan las horas, nos vamos, nos tomamos el café y volvemos a nuestros puestos, dispuestos a seguir batallando cuando la individua en cuestión se acerca y nos comenta que mientras nos tomábamos el café ella se fue por ahí, de paseo con unos compañeros. Decir que me puse rojo de frustración, de nuevo, es volver a quedarse corto. Pero es que me irritan estos que únicamente son "Perros del Hortelano, que ni comen ni dejan comer".

Vale, vale. Es cierto que esa frase se puede aplicar al primer caso más que al segundo, pero ambos hacen que me hierva la sangre suizo-española que llevo en mis venas.
¿Llegará el día en que la gente se preocupe más por su propia felicidad que por echar tierra en la de los demás?

6 comentarios to De cómo se convirtieron en el perro del hortelano:

Ana Arcia dijo...

Primero: debo decir que amo tu blog.
Segundo: que complicadas situaciones. Son un poquitín parecidas. La verdad es que a veces creo que las chicas no saben lo que quieren. Algunas desechan a los chicos buenos cual basura. Y otras nos quedamos como estúpidas esperando. Y mientras tanto, no somos felices ni dejamos que los demás lo sean.

Saludos (:

Pájaro del norte dijo...

¡¡Hola, Ana!! Muchísimas gracias por tu comentario. ¡Me alegra mucho saber que te gusta mi blog! ;)

Bueno, la verdad es que no creo que sea cosa únicamente de chicas... De hecho, había una tercera situación (que no he puesto porque si no me quedaba una entrada enorme) con un hombre... Pero lo cierto es que quería publicar esto para desasfixiarme, no con el objetivo de criticar el comportamiento concreto de nadie. Este tipo de situaciones, como dije, me ponen muy mala sangre y si vienen juntas corro el peligro de metamorfosearme de Pájaro a Volcán! hahahah

¡Espero poder seguir viéndote por aquí! ^^

¡Un pajarraco y enorme saludo!

Ana Antón dijo...

JAJAJAJAJA, comparto tu opinión totalmente.
La gente miente y miente y miente y... miente. Ah, sí y también MIENTE. No sé exactamente por qué, pues a fin de cuentas no ganan nada ._.
Me doy cuenta de que no somos más que seres incompletos que caminamos siempre en busca de una mayor felicidad. En cada elección que hacemos esperamos encontrar un poco más de esa felicidad deseada.Queremos satisfacer nuestras necesidades y hacia ello conducimos nuestras conductas. En nuestra sociedad hay muchos que nos ofrecen esa felicidad deseada, pero en muchas ocasiones lo único que hacen es proponernos soluciones falsas que no planifican del todo la sed de autorrealización que todos sentimos.Solo se camina hacia la felicidad personal cuando intentamos responder a las necesidades más altas.
Carpe diem!

Pájaro del norte dijo...

¡Muchas gracias por tu comentario, Ana! :)

Bueno, en realidad, yo creo que el motivo por el que llegan a mentir es para "poner parches" a sus inseguridades o a sus caprichos, con el objetivo de fingir ser mejores personas. Es algo parecido a lo que tú llamas "soluciones falsas". Pero no es sano... O al menos yo no lo veo como tal.
Considero que es mejor ser sincero con uno mismo y aceptar que de vez en cuando a nuestros sentimientos también les apetece cogerse unas vacaciones o enfadarse con el mundo (que no quita que de vez en cuando sí tengamos que mentir... Pero eso ya es un tema profundo al que quizá llegué a hacer una entrada xD).

De nuevo, ¡¡gracias por comentar y espero seguir viéndote por aquí!!

¡Un plumífero saludo! :)

Fitipaldi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fitipaldi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

Publicar un comentario